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¿Conoces el mundo emocional de tus hijos?

Desde el nacimiento, los bebés muestran ciertas actitudes que son la antesala de las emociones que están por desarrollarse. El mundo emocional de los niños en sus primeros años de vida queda determinado por las cinco emociones básicas: la ira, el asco, la alegría, la tristeza y el miedo. Todos nacemos con ellas y estas se desarrollan poco a poco conforme crecemos y nos desarrollamos.

Las emociones serán las herramientas con las que contarán los menores para hacer frente a cualquier situación a la que se enfrenten. Además, estas serán las que les impulsen a reaccionar. Las emociones básicas del principio darán lugar a las emociones secundarias, como la compasión, la vergüenza, la frustración y la soledad, entre otras. Todas ellas formarán parte de la vida del niño y también de su adultez. Por eso, es importante que desde pequeños sepan entender, reconocer y manejar sus emociones.

Según un estudio titulado Psicología de la Emoción, llevado a cabo por el doctor en Psicología Mariano Chóliz, del departamento de psicología básica de la Universidad de Valencia, las emociones tienen tres funciones: adaptativa, motivacional y social. Todas las emociones tienen una función importante para la adaptación de la persona y su ajuste personal, incluso las desagradables. El desarrollo emocional de los niños comienza desde el nacimiento con las emociones más primitivas, cuando se muestra disgusto o interés hacia su entorno. Y este sigue hasta la adolescencia, en el que se terminarán de desarrollar todas ellas.

  • Un bebé a los 10 meses ya cuenta con todas las emociones básicas: ira, alegría, tristeza, miedo y asco.
  • Conforme se desarrolla el cerebro de un bebé, este sonreirá y mostrará su agrado cuando algo le guste. Además, mostrará interés hacia sus juguetes o sus comidas preferidas. También se mostrará infeliz o enojado cuando haya algo que no le guste o se sienta cansado.
  • Cuando los niños comienzan a sentir las emociones básicas, en un momento de carga emocional pueden estallar en rabietas. Por ejemplo, cuando el pequeño siente tristeza, miedo, enfado o dolor, si no sabe identificarlo se sentirá confuso y esto puede llevarle a tener problemas de conducta y ansiedad.
  • Normalmente, los niños no muestran miedo hasta los 7 u 8 meses. Sin embargo, según un estudio de Theodore Gaensbauer y Susan Hiatt (Facial Communication of Emotion in Early Infancy), los menores que son maltratados pueden mostrar señales de miedo desde los 3 meses.
  • Los niños no son capaces de regular sus emociones por sí mismos, por lo que los adultos debemos ayudarles a que aprendan cómo hacerlo. Puede ser a través de juegos o de cuentos y, sobre todo, cuando estén tranquilos y en calma.
  • Desde el momento en que un niño comienza a sentir emociones, los padres deben ayudarle a identificarlas y a ponerles nombre para que logren una buena gestión emocional.